Nos acusan injustamente de ser idólatras, pues veneramos la cruz que ellos desprecian.
A esto les respondemos: “¿Cómo es que vosotros os frotáis contra una piedra, contra vuestra Kaaba, y expresáis vuestra veneración a la piedra abrazándola?”.
Algunos responden afirmando que Abraham tuvo en ella relaciones sexuales con Agar; otros dicen que fue aquí donde ató su camello antes de sacrificar a Isaac. Y nosotros les replicamos: “Ya que la Escritura dice que había una montaña y un bosque, ¿de dónde cortó Abraham madera para el holocausto sobre el cuál tumbo a Isaac?, y de la misma forma que dejó los asnos detrás con los siervos, ¿de dónde sacáis, pues vuestra historia? En este entorno no había ni madera procedente del bosque, ni sendero para los asnos”. Entonces, aquí los tienes desprestigiados. Sin embargo, afirman con seguridad que se trata de la piedra de Abraham.
Nosotros les decimos: “Supongamos que lo que afirmáis de manera insensata sea verdad. ¿No experimentáis vergüenza abrazando esta piedra, únicamente porque Abraham haya tenido relaciones en ella con una mujer, o porque ató en ella su camello? ¡¡¡Y nos censuráis porque veneramos la cruz de Cristo, por la cuál el poder de los demonios y la astucia del diablo fueron aniquilados!!!”
Así, pues, lo que llaman “piedra”, y a la cual adoran, es la cabeza de Afrodita. Ellos la llaman “Haber” y se ven muescas en la piedra incluso hoy, las cuales, aquellos que las entienden ven en ellas grabados.
Fuente: San Juan Damasceno, sobre las herejías, capítulos 100/101 sobre los ismaelitas, versión en francés.
Traducido por hipodiácono Miguel P.
Categorías:Islam, San Juan Damasceno+
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