Prólogos de Ohrid: 19 de agosto / 6 de agosto

ohrid 19-08

La Transfiguración de nuestro Señor Dios y Salvador Jesucristo

En el tercer año de su predicación, el Señor a menudo hablaba a los discípulos de su cercana pasión, pero al mismo tiempo, de su gloria tras su sufrimiento en la Cruz. Para que su inminente pasión no debilitara totalmente a sus discípulos y ninguno se alejara de Él, Cristo quiso mostrarles parcialmente su divina gloria antes de Su pasión. Por esta razón, tomó a Pedro, Santiago y a Juan con Él, y con ellos, salió una noche hacia el Monte Tabor y allí se transfiguró ante ellos: “Resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz” (Mateo 17:2). Aparecieron junto a Él, Moisés y Elías, los grandes profetas del Antiguo Testamento. Y viendo esto, sus discípulos se asustaron. Pedro dijo: “Señor, bueno es que nos quedemos aquí. Si quieres, levantaré aquí tres tiendas, una para Ti, una para Moisés, y otra para Elías” (Mateo 17:4). Mientras Pedro aún hablaba, una brillante nube cubrió al Señor y sus discípulos y se escuchó una voz desde la nube que decía: “Este es mi Hijo, el Amado, en quien me complazco; escuchadlo a Él” (Mateo 17:5). Escuchando la voz, los discípulos cayeron al suelo sobre sus rostros, como muertos, y permanecieron así, asustados por el temor, hasta que el Señor vino cerca de ellos y dijo: “Levantaos, no tengáis miedo” (Mateo 17:7). ¿Por qué llevó el Señor sólo a tres discípulos al Tabor y no a todos? Porque Judas no era digno de contemplar la gloria divina del Maestro, a quien traicionaría, y el Señor no quería dejar a Judas sólo a los pies de la montaña para que el traidor, por esto, no pudiera justificar su traición. ¿Por qué nuestro Señor se transfiguró sobre una montaña y no en un valle? Para mostrarnos dos virtudes: amor al trabajo, y pensamientos piadosos. Pues ascender a las alturas requiere trabajo, y las alturas representan las alturas de nuestros pensamientos, es decir, los pensamientos piadosos. ¿Por qué se transfiguró nuestro Señor de noche? Porque la noche, más que el día, es más apropiada para la oración y los pensamientos piadosos y porque la noche, por su oscuridad, oculta toda la belleza de la tierra y revela la belleza del cielo estrellado. ¿Por qué se aparecieron Moisés y Elías? Para destruir el error de los judíos, como si Cristo fuera uno de los profetas, Elías o Jeremías, o algunos otros. Y por eso aparece como un Rey por encima de los profetas y por eso Moisés y Elías aparecen como sus siervos. Hasta entonces, nuestro Señor manifestó su divino poder muchas veces a los discípulos pero, sobre el Monte Tabor, manifestó su naturaleza divina. Esta visión de su divinidad y el sonido del testimonio celestial sobre Él como Hijo de Dios, debería servir a los discípulos en los días de la pasión de nuestro Señor, para el fortalecimiento de una fe inquebrantable en Él y en su victoria final.

Himno de Alabanza

 

La Transfiguración de nuestro Señor Dios y Salvador Jesucristo

Allí, donde Israel derrotó a Sisar

También condescendió el Rey celestial

Oración, yendo a las vigilias de la noche,

Y así se manifiesta la gloria de su Transfiguración

Se confirma la fe de sus seguidores

En la eterna victoria del Vencedor.

Allí, su divina luz extendió

Disipando la oscuridad, e iluminó el Tabor.

Durante mucho tiempo, la luz que Él contenía

Al mundo dispensó al mundo

Rayos abundantes, ahora, liberados,

Rayos jubilosos, dulces rayos.

El resplandor de la humanidad, para revelar el cielo,

A la tierra y a los hombres, la Divina Verdad.

Que el firmamento, su sede representante,

Que la tierra reconozca a Dios, el Salvador.

Reflexión

¿Por qué el Señor no manifiesta su divina gloria en el Tabor ante todos los discípulos en vez de a tres de ellos? Primero, porque Él mismo dio la ley por boca de Moisés: “Por el testimonio de dos testigos, o por el testimonio de tres testigos, se decide la causa” (Deuteronomio 19:15). Por lo tanto, tres testigos eran suficientes. Estos tres testigos representan las tres principales virtudes: Pedro, la fe, pues fue el primero en confesar su fe en Cristo como el Hijo de Dios; Santiago, la esperanza, pues con la fe en la promesa de Cristo, fue el primero que entregó su vida por el Señor, siendo el primero en ser asesinado por los judíos; Juan, el amor, pues se reclinó sobre el pecho del Señor y permaneció cerca de la Cruz de nuestro Señor hasta el final. Dios no es llamado el Dios de muchos, sino el Dios de los elegidos: “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Éxodo 3:6). Dios a menudo valoraba a un hombre fiel más que a una nación entera. Así, en muchas ocasiones, quiso destruir a toda la nación judía, pero a causa de las oraciones del justo Moisés, permitía que esa nación viviera. Dios escuchó más al fiel profeta Elías que a todo el reino impío de Acab. A causa de las oraciones de un hombre, Dios salvaba a ciudades y pueblos. Así, la pecadora ciudad de Ustiug habría sido destruida y el granizo no la habría salvado, si no hubiera sido por las oraciones de un solo hombre justo que moraba en ella, San Procopio, el “loco por Cristo” (8 de junio).

Contemplación

Contemplemos la Providencia de Dios, que premió la virtud de Ruth y Boaz (Libro de Ruth)

1. Cómo Ruth, quedando viuda, permaneció fiel a Noemí, su anciana suegra y, por su trabajo, alimentó a ambas, a Noemí y a sí misma;

2. Cómo el rico Boaz fue misericordioso y ayudó a estas dos pobres mujeres;

3. Cómo Boaz y Rith contrajeron matrimonio, del cual nació Obed, el padre de Jesé, que fue padre de David.

Homilía

 

Sobre la exaltación de la Iglesia de Dios

“Acontecerá en los últimos tiempos que el monte de la Casa del Señor será establecido en las cumbres de los montes, y se elevará sobre los collados; y acudirán a él todas las naciones” (Isaías 2:2).

Esta profecía pertenece a la Iglesia de Cristo. Sin embargo, la mayor parte de esta profecía pareció ser misteriosa a los judíos anteriores a Cristo, aunque es completamente mucho más clara para nosotros hoy en día. Monte o altura: la casa del Señor está verdaderamente establecida “en las cumbres de los montes”, es decir, en las alturas del cielo, pues la Iglesia de Cristo, en primer lugar, no se sustenta por la tierra sino por el cielo, y finalmente, una parte de los miembros de la Iglesia (y ahora, una mayor parte) se encuentra en el cielo, mientras que otra parte aún está en la tierra.

Además, la Iglesia de Cristo está elevada “sobre los collados”, es decir, por encima de toda la grandeza humana y terrenal. La filosofía humana y el arte y todas las culturas de los pueblos, así como todos los valores terrenales representan sólo las llanuras en comparación a la infinita altura de la Iglesia de Cristo. Pues no era difícil para la Iglesia crear todos estos collados, mientras que ninguno de ellos, ni todos juntos, durante el transcurso de muchos miles de años, fueron capaces de crear la Iglesia.

Finalmente, dice el profeta: “y acudirán a él todas las naciones”. Y verdaderamente, hasta ahora, ¿a dónde han entrado todas las naciones si no en la Iglesia de Cristo? El templo de Jerusalén era inaccesible a los gentiles bajo pena de muerte. Sin embargo, la Iglesia, desde el principio, llamó a todas las naciones de la tierra, obedeciendo el mandato del Señor: “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19).

Esta es la visión de Isaías, el hijo de Amos, una visión lejana, una visión verdadera y maravillosa.

Oh maravilloso Señor, te damos gracias incesantemente porque nos has hecho dignos de ser los hijos de tu Santa y Verdadera Iglesia, que se alza por encima de todas las alturas mundanas.

Traducido por psaltir Nektario B. (P.A.B)



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