La gran Cuaresma

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La Gran Cuaresma

La estación de la Gran Cuaresma es el tiempo de preparación para la fiesta de la Resurrección de Cristo, es el símbolo vivo de toda la vida del hombre que se ha de cumplir en su propia resurrección por la muerte con Cristo. Es un tiempo de devoción renovada: de oración, de ayuno, de acción de gracias. Es un tiempo de arrepentimiento, una renovación real de nuestras mentes, corazones y obras en conformidad con Cristo y sus enseñanzas. Es el tiempo, principalmente, de nuestro regresos a los grandes mandamientos de amar a Dios y a nuestro prójimo.

En la Iglesia Ortodoxa, la Gran Cuaresma no es una estación de morbosidad y melancolía. Por el contrario, es un tiempo de gozo y purificación. Somos llamados a “ungir nuestros rostros” y “limpiar nuestros cuerpos así como limpiamos nuestras almas”. Los primeros himnos del primer oficio del Gran Ayuno, establecen el tono propio de la estación:

“Comencemos el tiempo de cuaresma con gozo… ayunemos de nuestras pasiones así como ayunamos del alimento, deleitándonos en las buenas palabras del Espíritu, para que podamos contemplar la santa pasión de Cristo nuestro Dios y Su Santa Pascua, con regocijo espiritual”.

 

“Tu gracia ha surgido en nosotros, oh Señor, y se ha mostrado la iluminación de nuestras almas; he aquí el tiempo aceptable; he aquí, ahora es el tiempo del arrepentimiento” (Himnos de Vísperas).

Lo que Dios desea es nuestro arrepentimiento, no nuestro remordimiento. Nos lamentamos por nuestros pecados, pero lo hacemos con el gozo de la misericordia de Dios. Mortificamos nuestra carne, pero lo hacemos con el gozo de nuestra resurrección a la vida eterna. Nos preparamos para la resurrección durante el Gran Ayuno, tanto para la Resurrección de Cristo como para la nuestra.

Fuente:

El Ayuno de Cuaresma

Debemos decir algo sobre el ayuno durante la Gran Cuaresma. Generalmente hablando, el ayuno es un elemento esencial de la vida cristiana. Cristo ayunó y enseñó a los hombres a ayunar. El ayuno bendecido se hace en secreto, sin ostentación o acusación de otros (Mateo 6:16; Romanos 14). Tiene como fin la purificación de nuestras vidas, la liberación de nuestras almas y cuerpos del pecado, el fortalecimiento de nuestros poderes humanos del amor a Dios y al hombre, la iluminación de todo nuestro ser por la comunión con la Bendita Trinidad.

Las reglas ortodoxas para el ayuno de cuaresma son reglas monásticas. No se permite la carne desde el Domingo del Juicio Final (Domingo de la Abstinencia de Carne), y no se permiten huevos y productos lácteos desde el Domingo del Perdón (Domingo de la Tirofagia). Estas reglas existen, no como una “carga farisaica demasiado pesada de llevar” (Lucas 11:46), sino como un ideal por el que luchar; no como un fin en sí mismas, sino como un medio para la perfección espiritual coronada en el amor. Los oficios de cuaresma nos recuerdan continuamente esto.

“Ayunemos con un ayuno agradable a Dios. Este es el verdadero ayuno: la expulsión del mal, el refrenar la lengua, el eliminar la ira, el cese de las pasiones, el no hablar mal, ni mentir, ni maldecir. Eliminar esto es el ayuno verdadero y aceptable” (Vísperas del lunes de la Primera Semana de Cuaresma).

¡Los oficios de cuaresma también nos exhortan insistente e indiscutiblemente a que no nos enorgullezcamos por nuestro ayuno externo pues el diablo tampoco come nunca!

El ayuno ascético de la Gran Cuaresma continúa desde el Domingo del Juicio Final (Domingo de la Abstinencia de Carne) hasta el Domingo de Pascua, y se rompe sólo después de la Divina Liturgia de Pascua. Conociendo el gran esfuerzo al que somos llamados, los cristianos debemos hacer todo el esfuerzo posible por ayunar, en secreto, para que Dios nos vea y nos bendiga abiertamente con una vida santa. Cada persona debe obrar lo mejor posible a la luz de este ideal.

Además del ayuno ascético de la temporada de cuaresma, sólo los ortodoxos entre todos los demás cristianos también practican lo que se conoce como ayuno eucarístico o litúrgico. Este ayuno no se refiere a la abstinencia normal con respecto a la preparación para recibir la Santa Eucaristía; significa ayunar de la Santa Eucaristía misma (es decir, el ofrecimiento de la Santa Oblación).

Durante los días de entre semana de la Gran Cuaresma, la Divina Liturgia eucarística de costumbre no se celebra en las iglesias ortodoxas, ya que la Divina Liturgia siempre es una celebración pascual de comunión con el Señor Resucitado. Puesto que la estación de cuaresma es la de preparación para la Resurrección del Señor mediante el recuerdo del pecado y la separación de Dios, el orden litúrgico de la Iglesia elimina el oficio eucarístico durante los días entre semana de la cuaresma. En cambio, los oficios no eucarísticos se extienden con lecturas adicionales de las Escrituras e himnos de carácter cuaresmal. Para que los fieles no se vean privados enteramente de la Santa Comunión durante los días cuaresmales de entre semana, a su vez se celebra la Liturgia de los Dones Presantificados los miércoles y los viernes por la tarde.

Incluso durante la Gran Cuaresma, el sábado (Día de descanso) y el domingo (Día del Señor) siguen siendo días eucarísticos, y se celebra la Divina Liturgia. Los sábados se celebra la Liturgia de San Juan Crisóstomo, normalmente con oraciones por los difuntos. Los domingos se celebra la Liturgia de San Basilio el Grande.

La bien conocida enseñanza de que los sábados y domingos nunca son días de ayuno en la Iglesia Ortodoxa, cuestión enfatizada siglos atrás durante la controversia con la iglesia latina, se refiere sólo a este ayuno eucarístico-litúrgico. Durante la Gran Cuaresma, a pesar de que el ayuno eucarístico se rompe los sábados y los domingos, el ayuno ascético continúa durante las semanas, pues este ayuno es un esfuerzo extendido que se hace desde el Domingo de la Abstinencia de Carne (Domingo del Juicio final) hasta la Pascua misma.

Fuente:

Oficios de Cuaresma

Los oficios semanales de la Gran Cuaresma están caracterizados por melodías cuaresmales especiales de carácter penitencial. Las puertas reales del altar permanecen cerradas para simbolizar la separación del hombre, del Reino de Dios, a causa del pecado. Las vestiduras de la iglesia son de un color sombrío, normalmente púrpura. Los troparios diarios también son de carácter intercesor, suplicando a Dios por medio de sus santos que tenga piedad de nosotros, pecadores.

En los maitines, el gran Aleluya sustituye al salmo “Dios es Señor”. Así mismo aumenta la salmodia. La himnología se refiere a los esfuerzos cuaresmales. Se añaden las lecturas del Génesis y los Proverbios a las Vísperas, y la Profecía de Isaías a la Hora Sexta. Cada uno de estos libros se lee casi por completo durante el periodo de cuaresma. Las lecturas de las epístolas y el Evangelio están ausentes porque no hay Divina Liturgia.

En todos los oficios de cuaresma se lee la Oración de San Efrén el Sirio. Esta súplica a Dios por aquellas virtudes especialmente necesarias para la vida cristiana.

“Señor y Soberano de mi vida, no me abandones al espíritu de la pereza, del desánimo, de dominación y de palabras vanas.

 

Concédeme el espíritu de castidad, de humildad, de paciencia y de amor.

 

Sí Señor y Rey, concédeme ver mis faltas y no juzgar a mi hermano, porque tu eres bendito por los siglos. Amén.”

El oficio de Vísperas que comienza con el tiempo de cuaresma es llamado Vísperas del Perdón. Es costumbre en este oficio que los fieles se pidan perdón y se perdonen mutuamente. En el oficio de Completas de la primera semana de cuaresma, se lee el Canon de San Andrés de Creta. Es una larga serie de versos penitenciales basados en temas bíblicos, a los cuales la gente responde: “Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí”. Este canon se repite en los maitines del jueves de la quinta semana.

El viernes por la tarde de la misma quinta semana, se canta el Akacisto a la Theotokos, y la Divina Liturgia del sábado también honra a la Theotokos.

El primer sábado de la Gran Cuaresma está dedicado a la memoria de San Teodoro de Tiro. El segundo, tercero y cuarto sábados son llamados Sábados de las Almas, pues están dedicados a la memoria de los difuntos.

En estos sábados de difuntos, los himnos litúrgicos rezan universalmente por los que han partido de esta vida, y los maitines por los difuntos, popularmente llamados parastás o panikidia, son oficiados con especial mención a los fallecidos haciendo memoria de sus nombres. También se añaden letanías y oraciones a la Divina Liturgia, en la que las lecturas de las escrituras se refieren a los muertos y a su salvación por Cristo.

El sábado, incluso durante los periodos no cuaresmales, es el día que la Iglesia dedica al recuerdo de los difuntos. Esto es así porque el sábado, el Día de Descanso, permanece como el día que Dios bendijo para la vida en este mundo. Sin embargo, a causa del pecado, ahora este día simboliza toda la vida terrenal como cumplida de forma natural en la muerte. Incluso Cristo el Señor permanece muerto en el Día de Descanso, “descansando de todas sus obras”, y “pisoteando la muerte por Su muerte”. Así, en la Iglesia del Nuevo Testamento de Cristo, el sábado se convierte en el día apropiado para recordar a los muertos y para ofrecer oraciones por su salvación eterna.

Fuente:

 

Traducido por psaltir Nektario B.

 © Febrero 2015

Textos de Cuaresma

Textos previos

– Explicación del Gran Canon de San Andrés de Creta

– Liturgia de los Dones presantificados: Explicación y comentario

Textos para cada día de cuaresma

Primera semana

– Miércoles de la primera semana de Cuaresma

– Sábado de la primera semana de Cuaresma

– Domingo de la primera semana de Cuaresma (Domingo del Triunfo de la Ortodoxia)

Segunda semana

– Miércoles de la segunda semana de Cuaresma

– Sábado de la segunda semana de Cuaresma

– Domingo de la segunda semana de Cuaresma (Domingo de San Gregorio Palamás)

Tercera semana

– Miércoles de la tercera semana de Cuaresma

Sábado de la tercera semana de Cuaresma

Domingo de la tercera semana de Cuaresma

Cuarta semana

– Miércoles de la cuarta semana de Cuaresma

– Sábado de la cuarta semana de Cuaresma

– Domingo de la cuarta semana de Cuaresma

Quinta semana

– Miércoles de la quinta semana de Cuaresma

– Sábado de la quinta semana de Cuaresma

– Domingo de la quinta semana de Cuaresma

Sexta semana

Miércoles de la sexta semana de Cuaresma

Viernes de la sexta semana de Cuaresma

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