MOLEBEN POR LA CONVERSIÓN DE LOS QUE SE ENCUENTRAN EN EL ERROR

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MOLEBEN

 

POR LA CONVERSIÓN DE LOS QUE SE ENCUENTRAN EN EL ERROR

Cantado el Domingo de la Ortodoxia y en otros Casos de Necesidad

 

 

Este moleben es servido el domingo de Ortodoxia, el primer domingo de Gran Cuaresma, y en otros casos de necesidad, en monasterios, y en la parroquias de las ciudades y pueblo, y es diferente al servicio que se lleva a cabo en las catedrales, donde, además de este moleben es proclamado el “Sinodicon de Ortodoxia” con sus anatemas, las cuales solo pueden se proclamadas por los obispos. También el presente servicio puede ser cantado por los misioneros: antes de emprender la actividad de conversión de cismáticos y sectarios; para agradecer cuando estos últimos se reconcilian con la Iglesia Ortodoxa, es decir han vuelto al camino de a verdad; y antes de las sesiones de la apertura de una conferencia misionera diocesana y otros eventos similares.

Concluida la liturgia, el clero sale del santuario y frente a un Analogion con el Icono de Nuestro Señor Jesucristo y la Madre de Dios, haciendo tres metanías exclama:

 

 

Oraciones Introductorias

Diacono: Bendice, Señor

Sacerdote: Bendito sea  Nuestro Dios, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Rey Celestial, Consolador, Espíritu de la Verdad , que estás en todo lugar, y que todo lo llenas, Tesoro de bienes y Dador de la Vida , ven y haz de nosotros tu morada, purifícanos de toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros (tres veces).

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras enfermedades por tu nombre.

Señor, ten piedad (tres veces).

Gloria al  Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo; danos hoy nuestro pan substancial; perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; no nos dejes caer en tentación, y líbranos del Maligno.

Sacerdote: Porque tuyo es el el reino y el poder, Padre Hijo y Espíritu Santo ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén

Señor, ten piedad (doce veces).

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Venid, adoremos a Dios nuestro Rey.

Venid, adoremos y prosternémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.

Venid, adoremos y prosternémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.

Salmo 74

Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias,
invocando tu nombre, contando tus maravillas.

«Cuando elija la ocasión,
yo juzgaré rectamente.
Aunque tiemble la tierra con sus habitantes,
yo he afianzado sus columnas».

Digo a los jactanciosos: «No jactaros»;
a los malvados: «No alcéis la testuz,
no alcéis la testuz contra el cielo»,
no digáis insolencias contra la Roca.

Ni del oriente ni del occidente,
ni del desierto ni de los montes,
sólo Dios gobierna:
a uno humilla, a otro ensalza.

El Señor tiene una copa en la mano,
un vaso lleno de vino drogado:
lo da a beber hasta las heces
a todos los malvados de la tierra.

Pero yo siempre proclamaré su grandeza,
y tañeré para el Dios de Jacob:
derribaré el poder de los malvados,
y se alzará el poder del justo.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo,

ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a ti, oh Dios (tres veces)

Letanía de la paz

 

Diácono: En paz, roguemos al Señor.

Coro: Señor, ten piedad. (Se repite tras cada petición.)

D Por la paz que viene de los cielos y la salvación de nuestras almas, rogamos al Señor.

D Por la paz del mundo entero, el bienestar de las santas Iglesias de Dios y la unión de todos, rogamos al Señor.

D Por esta santa iglesia[1], por todos quienes entran en ella con fe, piedad y temor de Dios, rogamos al Señor.

D Por nuestro Bienaventurado Padre N. Patriarca de la Iglesia Ortodoxa N., nuestro Santo Obispo N., el orden venerable de los presbíteros, el diaconado en Cristo, por todo el clero y todo el pueblo, rogamos al Señor.

D Por el pueblo español, por nuestros gobernantes, los de nuestras Comunidades y ciudades y por el ejército, rogamos al Señor.

D Por este santo lugar, por nuestra ciudad de N.,[2] por todas las ciudades y pueblos y por aquellos que viven en ellas con fe, rogamos al Señor.

 

D Por un tiempo favorable, la abundancia de frutos de la tierra y los días de paz, rogamos al Señor.

D Por los viajeros por tierra, mar y  aire, los enfermos, los agobiados, los cautivos y por la salvación de todos, rogamos al Señor.

D Por el sufriente pueblo ortodoxo, y por su salvación, roguemos al Señor.

D Para que libre a su pueblo de los enemigos visibles e invisibles, y que afirme en nosotros unidad de pensamiento, amor fraterno y devoción, roguemos al Señor.

D Para que Cristo mire con ojos misericordiosos a su Santa Iglesia, la preserve ilesa e invencible ante herejías y supersticiones, y la proteja con su paz, roguemos al Señor.

D Para que Él sane sus divisiones, y haga regresar a todos los que se han apartado del conocimiento de la Verdad por el poder del Espíritu Santo, y pueda contarlos entre su rebaño escogido, roguemos al Señor.

D Para que con la luz de su Divina Sabiduría ilumine el entendimiento de aquéllos que están ciegos por la incredulidad;  fortalezca a su fieles y los conserve firmes en la Fe Ortodoxa, roguemos al Señor.

D Para que seamos librados de toda aflicción, enemistad, peligro y necesidad, rogamos al Señor.

D Socórrenos, sálvanos, ten piedad de nosotros y guárdanos, oh Dios, por tu gracia.

D Invocando nuestra santísima, purísima, toda bendita y gloriosa Soberana, la Madre de Dios y siempre Virgen, María, y todos los santos.

C Santísima madre de Dios, sálvanos.

D Confiémonos nosotros mismos, los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo, nuestro Dios.

C A ti, Señor.

C A ti, Señor

 

S Porqué a ti corresponden toda gloria, honor y adoración, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

C Amén.

Dios es Señor

 

Diácono: Dios es Señor, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Coro: Dios es Señor, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

D Confesad al Señor, porque es bueno; porque su misericordia es eterna.

C Dios es Señor, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

D Todas las naciones me rodeaban, mas en el nombre del Señor las rechacé.

C Dios es Señor, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

D No he de morir, viviré, y para contar las obras del Señor.

C Dios es Señor, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

D La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular; es el Señor el que lo ha hecho y es un milagro patente.

C Dios es Señor, y se nos ha manifestado. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

 

Troparios

 

Tropario, tono 4º:

Glorificándote, oh Señor, nosotros, tus, indignos siervos, agradecidos por tus grandes beneficios realizados en nuestro favor, te alabamos, bendecimos, ensalzamos, magnificamos y damos gracias por tu  amorosa bondad y llenos de amor, te decimos: ¡Oh Nuestro Salvador y Bienhechor, gloria a ti!

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

 

 

 

Tropario, Tono 3º:

Oh Señor, como siervos inútiles a quienes gratis, les ha concedido tus dones y beneficios, llenos de fervor acudimos a ti, ofreciéndote esta acción de gracias según nuestras posibilidades, y glorificándote como nuestro Benefactor y Creador, con fuerte voz te clamamos diciendo: ¡Oh Dios infinitamente misericordioso, Gloria a ti!.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amen.

 

Tropario, tono 4º:

Oh Señor, Tú eres la Vida y Resurrección de todos, afianza a esta Santa Casa por siempre, y puesto que creaste la majestad del firmamento en lo alto, y aquí abajo, has mostrado la belleza de esta Santa Morada de tu Gloria, acepta las suplicas que, por la intercesión de la Madre de Dios, incesantemente te ofrecemos en ella.

Los anteriores troparios, tal como están, son solamente cantados en Domingo de Ortodoxia. En caso de necesidad, se cantan los dos primeros troparios y luego del “Ahora y Siempre…” el tropario de Pentecostés, en tono 8:

Tropario, tono 8º:

 

Bendito eres, oh Cristo, nuestro Dios, que manifestaste como sabios a los Pescadores, enviándoles al Espíritu Santo, y por medio de ellos atrapaste en sus redes a todo el universo, oh Amante de la humanidad, gloria a Ti.

Epístola

Diácono: Estemos atentos.

Sacerdote: Paz a todos.

Lector: Y con tu espíritu.

Diácono: Sabiduría.

Lector: Prokimenón en tono 4º

Ellos estas plantados en la casa del Señor, en las cortes de nuestro Dios, florecerán.

Verso: El justo se regocija en el Señor, y esperará en Él.

Diácono: Sabiduría

Lector: Lectura de la Epístola de Apóstol San Pablo a los Romanos. (Rom. 16:17-20)

Diácono: Estemos atentos.

Hermanos: os ruego,  que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos. Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal. Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

Sacerdote: Paz a ti, lector

Lector: Y con tu espíritu.

Diácono: Sabiduría.

Lector: Aleluya  en  Tono 4:

Atiéndenos, oh Pastor de Israel, Tú que conduces a José como a un rebaño.

Lectura del Santo Evangelio

Diacono: ¡Sabiduría! Estemos atentos. Escuchemos el Santo Evangelio.

Sacerdote: Paz a todos.

Coro: Y con tu espíritu.

Diácono: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo. (Mt. 18:10-18)

Coro: Gloria a ti, Señor, gloria a ti.

Diácono: Atendamos.

XDijo el Señor: Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños. Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.

Coro: Gloria a Ti, Señor, gloria a Ti.

Diácono: Ten piedad de nosotros, oh Dios nuestro, por tu gran misericordia, te suplicamos, que nos escuches y tengas piedad.

 

Coro: Señor, ten piedad (tres veces y lo mismo para las demás).

D De nuevo te pedimos por nuestro Bienaventurado Padre N. Patriarca de la Iglesia Ortodoxa N., nuestro Santo Obispo N., el orden venerable de los presbíteros, el diaconado en Cristo, por todo el clero y todo el pueblo, rogamos al Señor.

D Tú que no deseaste la muerte del pecador, sino su conversión y arrepentimiento, haz retornar a todos los que se han apartado de tu Santa Iglesia, te lo suplicamos, escúchanos, oh Señor misericordioso, y ten piedad.

 Diácono: Tú que en tu gloria has ordenado este mundo, haz que se conviertan aquellos que se oponen tu palabra y, junto con todos los fieles ortodoxos, glorifiquen a ti, Nuestro Dios, en la Verdadera Fe y Piedad, te lo suplicamos, escúchanos oh Creador Omnipotente, y ten misericordia.

Diácono: Tú que nos has dado el mandamiento de amarte a ti, nuestro Dios, y amar a nuestro prójimo, hasz cesar el odio, la enemistad, la disputa, la venganza, la falsedad y otras iniquidades, y permite que el verdadero amor reine en nuestros corazones, te lo suplicamos, escúchanos, oh Salvador Nuestro y ten piedad.

Sacerdote (en voz baja): Escúchanos, oh Dios Salvador nuestro, Esperanza de todos los confines de la tierra y de aquéllos que están lejos en el mar; se benévolo con nuestras transgresiones, oh Señor, y ten piedad.

(Exclamación) Porque eres un Dios Misericordioso y Amante de la humanidad, a ti te glorificamos, XPadre, Hijo y Espíritu Santo: ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Oración

Diacono: Roguemos al Señor.

Coro: Señor ten Piedad

 

Sacerdote: Oh Dios Altísimo y Autor de toda la creación que le has dado forma a todas las cosas con tu majestad y has sostenido todas las cosas por tu poder. A ti, nuestro Señor Generosísimo, y aunque somos indignos esperamos en tu compasión y te ofrecemos esta acción de gracias, para que no te apartes de nosotros debido a nuestras iniquidades. Tú que enviaste a Hijo Unigénito para nuestra salvación, nos permitiste conocer tu inmensurable condescendencia con la raza humana, para que nosotros retornemos a ti y seamos salvos. Al ser condescendiente con la debilidad de nuestra naturaleza, nos has fortalecido con la poderosísima gracia del tu Espíritu Santo, nos has consolado con la fe salvadora y la esperanza perfecta en las bendiciones eternas, y, guiando a tus escogidos al Sion Celestial, nos has guardado como la niña de tu Ojos. Nosotros confesamos tu incomparable y gran amor a la humanidad y tu amorosa bondad, oh Señor. Pero viendo los múltiples obstáculos, nosotros, con fervor te rogamos, oh muy Bondadoso Dios: mira a tu Iglesia, y contempla cómo, aunque hemos recibido tu Evangelio con regocijo, todavía las espinas de la vanidad y las pasiones permiten llevar solo pequeños frutos a algunos lugares, y ninguno a otros; y con el aumento de la iniquidad, algunos por las herejías se han opuesto a la verdad de tu Evangelio, otros, por el cisma, se han apartado de tu Majestad, han desechado tu Gracia, e incurren en el juicio de tu Santísima Palabra. Oh  muy Compasivo y Omnipotente Señor que no eres en absoluto irascible: se misericordioso, tu Iglesia te lo suplica, poniendo como intercesor ante ti, a Jesucristo, autor de nuestra salvación y quien la llevo a cabo. Se compasivo con nosotros; por tu poder, fortalécenos en la Fe Ortodoxa, y con tu Divina Luz ilumina los ojos espirituales de aquéllos que están en el error, para que puedan comprender tu Verdad. Ablanda la dureza de sus corazones y abre sus oídos, para que puedan reconocer tu voz y se vuelvan a ti, nuestro Salvador. Oh Señor, acaba con sus divisiones y con su impía forma de vivir contraria a la piedad cristiana; haz que todos vivan santamente y sin reproche, y arraiga firmemente la salvadora Fe Ortodoxa y haz que de fruto en nuestros corazones. No nos vuelvas tu Rostro, oh Señor; concédanos la alegría de tu Salvación; llena de santo celo a los pastores de tu Iglesia, y despierta su preocupación por la salvación y conversión de aquéllos que están en el error, para que, guiados así, podamos todos alcanzar la morada de la perfección de la fe, el cumplimiento de la esperanza y el amor verdadero, y podamos allí, con los coros de las purísimas Huestes Celestiales, glorificarte a ti, nuestro Señor, XPadre, Hijo, y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Diácono: ¡Sabiduría!

Coro: Bendice, padre.

Sacerdote: Aquél que es bendito os bendiga, Cristo, Dios nuestro, en todo tiempo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.  Oh Cristo nuestro Dios, fortalece en la santa y verdadera fe todos los cristianos piadosos y ortodoxos, así como esta santa asamblea, por los siglos de los siglos.

Sacerdote: ¡Santísima Madre de Dios, sálvanos!

Coro: Tú más venerable que los querubines, incomparablemente más gloriosa que los serafines, que sin mancha engendraste a Dios, el Logos, a ti verdadera­ Madre de Dios, te magnificamos.

Sacerdote: ¡Gloria a ti, Cristo Dios nuestro, esperanza nuestra, gloria a Ti!

Coro: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Señor, ten piedad. (3 veces) Padre, bendice.

Sacerdote: Que Cristo, nuestro verdadero Dios, por las plegarias de su Madre santísima, toda pura e inmaculada, de los santos gloriosos Apóstoles, de S. patrón de este templo, de san N. cuya memoria hoy celebramos, de los santos y justos progenitores del Señor, Joaquín  y Ana, y de todos los santos, tenga piedad de nosotros y nos salve, porque Él es bueno y Amigo de los hombres.

C Amén.

[1] Esto se omite cuando el oficio es celebrado en una capilla temporal

[2] Pueblo, isla o santo monasterio.

Traducido por P. Nicolás Vera



Categorías:Oficios, Oraciones y servicios

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