El santo mártir Hipólito
Hipólito fue un líder militar y capataz de las prisiones de Roma. Nació y creció como pagano. Cuando San Lorenzo el archidiácono fue encarcelado, el emperador ordenó a Hipólito que vigilara especialmente a este prisionero. Hipólito vio con sus propios ojos cómo San Lorenzo devolvió la vista al ciego Lucilo y cómo curó a otros muchos que estaban enfermos, y así, Hipólito creyó en Cristo. Cuando Lorenzo lo bautizó, Hipólito tuvo una visión celestial y dijo: “Vi almas inocentes llenas de alegría, es decir, en el cielo”. Entonces llevó a Lorenzo a su propia casa y Lorenzo bautizó a todos los miembros, que con la anciana gobernanta Concordia, hacían un total de diecinueve. Cuando Lorenzo murió por Cristo, Hipólito tomó una noche el cuerpo del mártir, lo envolvió en su túnica y lo enterró honorablemente. Sin embargo, de alguna forma esto llegó a oídos del emperador Decio y tres días después de la muerte de Lorenzo, Hipólito fue arrestado, conducido ante el emperador y rechazando renegar de la verdadera fe, fue golpeado en la boca con piedras. Tras esto, el emperador ordenó que Hipólito fuera desnudado y golpeado. Desnudo ante el emperador, dijo: “¡No me has desnudado, sino que has comenzado a revestirme!”. Entonces lo tendieron en el suelo y lo golpearon sin piedad pero Hipólito sólo clamaba “Soy cristiano”. El emperador, tras escuchar que toda la casa de Hipólito era cristiana, ordenó que fueran conducidos ante Él. La anciana Concordia dijo: “Deseamos más morir honorablemente con nuestro amo en la fe de Cristo que vivir deshonrosamente contigo, que eres impuro”. Concordia fue la primera en ser asesinada, y a continuación, los restantes dieciocho fueron asesinados, todos ante los ojos de Hipólito. Finalmente, ataron a Hipólito a un caballo salvaje y lo arrastraron por todos lados hasta que el mártir entregó su alma a Dios.
San Tikón de Zadonsk o Voronezh
Tikón nació en una familia de humildes campesinos en el pueblo de Korotsk, en la provincia de Novgorod, en el año 1724. Recibió la tonsura monástica a la edad de 18 años y a causa de sus mortificaciones y de su gran sabiduría espiritual, pronto recibió un gran servicio hasta que finalmente fue consagrado como obispo de Voronezh. Su episcopado duró casi cinco años y, a causa de su frágil salud, se retiró y fue a residir en el monasterio de Zadonsk. Murió pacíficamente en el año 1783 en Zadonsk, donde reposan ahora sus milagrosas reliquias. Fue un gran asceta de la Iglesia rusa, un excepcional pastor, intercesor y autor de las más hermosas obras espirituales. Por su sabiduría, santidad y ascetismo, Tikón puede ser igualado a los grandes padres de la Iglesia Ortodoxa de los tiempos antiguos. A causa de la multitud de milagros obrados por sus reliquias, fue proclamado santo, al principio, por el pueblo, y luego oficialmente por la Iglesia en el año 1861.
La venerable emperatriz Irene, del monasterio de Xenia
Irene era la mujer del emperador Juan Comneno II (1118-1143), llamado Caloyan, Juan el Bueno. Además de sus mortificaciones monásticas y sus muchas buenas obras, Irene también es famosa porque construyó el monasterio del Pantocrator, uno de los más gloriosos y más hermosos monasterios de Constantinopla. Tiempo después, San Esteban de Decani viviría una vida de ascetismo en este monasterio.
El venerable Serido
Serido fue renombrado por ser el fundador de la famosa comunidad cristiana cerca de Gaza, Palestina. Tales gloriosos padres como San Barsanufio, Juan, Abba Doroteo, Dositeo y otros, vivieron una vida de ascetismo en esta comunidad. San Serido murió en el siglo VI y recibió su morada en el gozo eterno de su Señor.
Himno de Alabanza
San Tikón de Zadonsk
La choza de un campesino, alimentó a un santo,
Él, con el espíritu alentó a la Iglesia Ortodoxa:
Tikón, el jerarca, brilló como una estrella
Y contó al mundo los misterios espirituales:
Lee la Santa Escritura, pues Dios, allí se oculta,
Se oculta Dios, y Dios revela.
Los libros del mundo entero no cuentan más
De Dios, lo que tú cuentas sobre lo que la Escritura escribe.
He aquí, sin Dios, no se puede conocer a Dios
En vano se pregunta de Dios, fuera de Él.
Dios se nos da, tanto como cabe en nuestra mente.
En un huevo, no se puede meter el mar.
Las Santas Escrituras nos enseñan cómo salvar el alma
Del pecado, la muerte y la condenación eterna.
El que se está ahogando en el agua no pregunta
Ni, ¿qué es? Ni tampoco ¿cómo? Ni ¿de dónde surge?
Tan sólo se preocupa de su salvación
Y una roca segura, busca temerosamente.
El mar de la vida se agita tormentoso
El sabio que está en este mar, busca su salvación.
¿Qué es la vida? O, ¿de dónde surge?
Cuando la muerte nos asedia, ¿es importante saber esto?
En la tierra quedan las posesiones y el conocimiento.
El cuerpo y la vestidura se dejan a la tumba
El alma, sólo el alma puede ser salvada,
Luchad y orad: ¡Ayúdame, oh Dios!
Reflexión
“Da gracias a Dios pero no te olvides de sus grandes hombres, los pobres y necesitados, pues pueden lograr mucho con Dios el Señor”. Estas son las palabras del ilustre asceta ruso del siglo XIX, el padre Nazario, abad del monasterio de Valaam. Dijo estas palabras a la mujer de un importante oficial de San Petersburgo que cayó en desgracia ante el zar a causa de ciertas acusaciones serias. El oficial acusado enfermó por la preocupación y yació en cama. El padre Nazario llegó a San Petersburgo, y al escuchar esto la mujer del oficial, lo buscó apresuradamente y le contó la desgracia en la que habían caído y le imploró para que rezara al Señor por su marido. “¿Tienes algunas monedas de plata o cobre a cambio”?, le preguntó el padre Nazario. La mujer sacó las monedas y se las dio. Y así, el padre Nazario la dejó. La misma tarde Nazario regresó de nuevo y alegró a la mujer con estas noticias: “Gloria a Dios. Todas las personas cercanas al zar se han comprometido a rezar por ti”. Naturalmente, la mujer pensó en el zar Alexander Pavlovitch y sus cortesanos, mientras que el padre espiritual estaba pensando en los mendigos de las calles a los que les había distribuido las monedas y a los que había enviado a rezar a Dios por el marido de esta mujer. Y por supuesto, las noticias llegaron al emperador y ordenó que el asunto concerniente a este oficial se retomara de nuevo y se revisara. Y eso era lo que el oficial quería. Cuando la mujer empezó a dar gracias al padre Nazario, él dijo: “Da gracias a Dios pero no olvides a sus grandes hombres, los pobres y necesitados, pues pueden lograr mucho ante Dios el Señor”.
Contemplación
Contemplemos el maravilloso poder de profetizar (1º Samuel // 1º Reyes 10):
1. Cómo Samuel profetizó a Saúl todo lo que le sucedería en un día;
2. Cómo el Espíritu de Dios vino sobre Saúl y también profetizó.
Homilía
Sobre la principal profecía del profeta Isaías
“He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” (Isaías 7:14).
Esta gloriosa profecía concerniente al nacimiento del Señor por medio de una virgen fue predicha por Isaías, el profeta que vio a Dios, en el momento de mayor desesperación que aconteció en Jerusalén. El multitudinario ejército de los sirios y de la tribu Efraím rodeaba la ciudad, en sus mismas murallas. El rey Acaz no tenía ni ejército ni armas y los habitantes de Jerusalén tenían un temor mortal. “Tembló su corazón, y el corazón de su pueblo, como tiemblan los árboles de la selva agitados por el viento” (Isaías 7:2). En la hora final de la desesperación del rey, Isaías vino ante el rey y por mandato de Dios le dijo: “No temas ni se desaliente tu corazón” (Isaías 7:4). Entonces Isaías profetizó que los enemigos no tomarían Jerusalén. Viendo que el rey Acaz no le creía, Isaías dijo al rey que pidiera una señal, un milagro, ya fuera del cielo o de la tierra. Sin embargo, el incrédulo rey no quería pedir nada, sino que permanecía obstinado en su duda. Entonces, el profeta dijo que Dios les daría una señal, incluso aunque no la pidieran. Esta señal se refiere a tiempos distantes y concierne a la salvación universal de la humanidad. “He aquí que la virgen concebirá y dará a luz a un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel”, que quiere decir “Dios con nosotros”. ¿Por qué no dio inmediatamente el profeta una señal para que el rey creyera? Porque, esta profecía sobre la salvación de Jerusalén, en la hora en la que el rey pensaba que todo estaba perdido, era suficiente para mostrar tanto el poder de Dios como la incredulidad del rey. ¿Por qué el profeta, en aquel mismo momento y bajo tales circunstancias, predijo la profecía del nacimiento del salvador? Porque la humanidad, en el momento de la venida del Salvador, estaría en la misma clase de desesperación, oprimida y rodeada por los poderes de los demonios, como lo estaba Jerusalén en aquel momento. ¿Mencionó explícitamente el profeta a una Virgen y no a una Mujer? Naturalmente; mencionó una Virgen. Pues si la profecía hablara de una mujer, ¿qué clase de milagro sería? ¿qué clase de señal?. ¿No nacen todos los hombres de las mujeres? Todo el peso del énfasis está en la palabra “Virgen”.
Así, el poderoso Dios sabe cómo unir lo cercano con lo distante y, cumpliendo una profecía en el presente, confirma una segunda profecía en el futuro. “Emmanuel, Dios con nosotros”, salvó entonces Jerusalén como Dios invisible. “Emmanuel, Dios con nosotros”, salvará a la humanidad de peligros similares más tarde como Dios encarnado, Dios-Hombre, nacido de una purísima Virgen y por el Espíritu Santo.
Oh Señor, que diste poder a los profetas para ver la verdad que proviene de lejos, otórganos el poder para aceptar esta verdad que ya ha llegado.
Traducido por psaltir Nektario B. (P.A.B)
Categorías:prólogos de Ohrid
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