Un dictamen y testimonio ortodoxo*
por SAN JUSTIN POPOVIC
*(Del periódico “COMUNION”-En el año 1974 el Archimandrita Justin Popovic, recientemente canonizado como SAN JUSTIN DE CELIJE, envió este documento al Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa de Serbia con la finalidad de que saliera de la panherejía del llamado Consejo Mundial de las Iglesias)
I
Santísimos Padres,
La Iglesia de Cristo ha fijado de una vez y para siempre su postura frente a los heréticos – y heréticos son todos los NO ortodoxos -, a través de los santos Apóstoles y los santos Padres, es decir, a través de su santa, única e inalterable Tradición Divino-humana. De acuerdo con esta postura, no está permitido para los cristianos Ortodoxos ningún tipo de co-oración (oración común) ni ningún tipo de contacto en el culto. Ya que “ ¿que asociación tiene la justícia con el delito? ¿Que comunión hay entre Cristo y Belial? ¿Que parte común tiene un creyente con un no creyente? “ (2 Corintios 6, 15). El cánon 45 de los santos Apóstoles ordena: “ Si un Obispo, sacerdote o diácono se une a la oración de los herejes, que sea suspendido; pero si les permite cumplir un servicio litúrgico en calidad de clérigos, que sea destituido.” Lo mismo ordenan los cánones 46 y 65 de los santos Apóstoles y el cánon 33 del Sínodo de Laodicea.
Este cánon de los santos Apóstoles no define exactamente qué oración u oficio no están permitidos, pero prohibe cualquier oración común con heréticos, aunque sea y sobretodo “co-bendición “(bendición conjunta). ¿En las oraciones comunes ecumenistas no sucede amplia o muy ampliamente este hecho? El cánon 32 del Sínodo de Laodicea ordena: “No corresponde recibir la bendición de los herejes, que más que bendiciones son sinsentidos.” Sin embargo, ¿acaso no ocurre en los encuentros y co-oraciones comunes ecumenistas el hecho de que obispos y sacerdotes heréticos romano-católicos y pastores protestantes, incluso mujeres, hacen bendiciones?
Éstos y todos los otros cánones relacionados, tanto de los santos Apóstoles como de los santos Padres, tienen validez no solamente para la época antigua, sino que continuan en total vigencia en nuestros días, para todos los cristianos ortodoxos actuales. Tienen validez, sin duda alguna, en nuestra postura frente a los romano-católicos y protestantes. Porque el romano-catolicismo es una herejía múltiple, y del protestantismo, ¿qué decir? Mejor no hablar. San Saba ya en su época, siete siglos y medio antes, ¿no denominaba, pregunto, al romano-catolicismo como la “herejía latina”? Y desde entonces ¿¡cuantos dogmas no se ha inventado el papa y ha dogmatizado “infaliblemente” ?! No cabe duda que por el dogma de la infabilidad del papa, el romano-catolicismo se establece como panherejía.
También el muy alabado segundo Concilio Vaticano no cambió nada en lo que respecta a esta monstruosa herejía, sino que, muy al contrario, la ratificó. (ver la Contitutio de Ecclesia del Concilio Vaticano II)
A causa de esto, si somos ortodoxos y queremos mantenernos ortodoxos, entonces nos es muy útil también a nosotros sostener la postura de San Saba, de San Marcos de Éfeso, de San Cosme de Etolia, de San Juan de Kronstandt y del resto de Santos Confesores, Mártires y Neomártires de la Iglesia Ortodoxa, frente a los romano-católicos y protestantes, de los cuales, ni los unos ni los otros creen de manera recta y ortodoxa en los dos dogmas principales del cristianismo: la Santa Trinidad y la Iglesia. (Sobre todos estos temas y más ampliamente ver nuestro estudio “Iglesia Ortodoxa y Ecumenismo” Salónica 1974)
Traducido por J.C.
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